Los Rollos del Mar Muerto han sido llamados el rompecabezas más grande del mundo. Pero no es solo un rompecabezas normal de unas 80.000 piezas. Más bien, imagina abrir una caja con un rompecabezas real adentro, tirar la mayoría de las piezas y luego intentar armar el rompecabezas. Esa es la tarea en la que los académicos han estado trabajando desde los descubrimientos iniciales de manuscritos en Qumran y otros sitios en el desierto de Judea. Imagine, por lo tanto, la emoción de los estudiosos de los Rollos del Mar Muerto cuando se descubren nuevas piezas del rompecabezas que pueden colocarse en el lugar que les corresponde en un documento de unos 2.000 años de antigüedad. De hecho, esta es la razón por la que el último descubrimiento de un manuscrito ha sido tan celebrado. Los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel, comprometidos en una reexploración sistemática de todas las cuevas del desierto de Judea, informaron haber encontrado fragmentos adicionales, llenando vacíos en un manuscrito que contiene una traducción griega de los Doce Profetas.
Los últimos fragmentos de los Rollos del Mar Muerto que se han descubierto no provienen de Qumrán, donde la mayoría de los eruditos creen que los esenios, o una secta estrechamente relacionada, vivieron en el período del Segundo Templo, sino más bien de las cuevas del desierto de Judea en las que los judíos viven alrededor del extremo sur de los Muertos. Sea, en las provincias de Judea y Arabia, huyó hacia el final de la revuelta de Bar-Kojba que tuvo lugar en 132-5 EC. Desde 1952 hasta la actualidad, estas cuevas han producido una serie de descubrimientos de enorme importancia para el estudio de la historia judía, el derecho y el texto bíblico.
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